El pasado viernes 31 de mayo el antigüo ex Cine Teatro Fénix, hoy conocido como el Teatro de Flores, cimbró con la actuación de Pablo Olivares y compañía en el histórico concierto que marcó su regreso después de seis años de ausencia en su tierra natal. Allí ciento de almas se dieron cita para celebrar el 20° aniversario del disco “Luz en mi vida”, disco editado por el sello Canzion Music que marcó el inicio de su carrera como solista en el ámbito cristiano. El mismo contenía 10 canciones y un DVD con cuatro videoclips más su biografía, y recibió dos Premios Arpa y fue nominado en los Latim Grammy´s y Dove Awards.
Ante un público diverso conformado por varias generaciones, el experimentado cantante apareció en el escenario despojado de la guitarra que habitualmente lo acompaña en vivo para soltarse con total libertad frente al micrófono. Y secundado por Andy Damico (guitarra), Emanuel Eredia (guitarra), Lucas Díaz (batería) y Guillermo Erede (bajo) inauguró el concierto a toda máquina cantando “Extraterrestre”. Para seguir con la potencia demoledora del hardrock interpretando “Guerrero de tu cruz” y “Gritale al enemigo” pertenecientes a su segundo álbum “Voy a entregar mi corazón”.
El viaje en el tunel del tiempo se trasladó al 2017 al compás de “Tu amor me acompañará” y regresó nuevamente al punto de partida en 2004 con las canciones “Sordo, ciego y desnudo”, “De Jesús sea la gloria” y “Today” incluidas en el disco al que le rindió tributo. Entonces llegó el momento acústico para bajar los decibeles con las baladas “Voy a entregar mi corazón”, “Yo quiero amarte más” y “Sí te conocieran” en a que participó Gustavo Vázquez en saxo como primer invitado de la noche. El recorrido por el primer álbum continuó con la brisa calma de “En el camino” y “La historia de un carpintero”.
Luego la nave se impulsó a la velocidad de la luz para recalar otra vez en el disco “En la red” planeando sobre los apasibles acordes de “No me olvides” hasta remontar vuelo al ritmo galopante de “Vénganos tu gloria”. Y retrocedió una vez más hasta el álbum debut para proclamar con rap incluido “Ella dice no” seguido del pegadizo “Whit you”. Prosiguió con su veloz avance por su nutrida discografía cantando “En la red”, una canción que a pesar de los años refleja vívidamente la cruda realidad actual.
Antes de llegar a uno de los pasajes más emotivos de la jornada, Pablo Olivares invitó a varias leyendas del metal que lo apoyaron en sus comienzos como Gustavo Rowek (V8 – Rata Blanca), Antonio “Tano” Romano (Herética – Malón) y Sergio Berdichevsky (Rata Blanca – Nativo) para agradecerles públicamente por abrirle las puertas para participar en sus shows. Además de los Halógena Pablo Di Giorgio en bajo y José Luis Rugilo en batería que lo acompañaron en su último concierto de Panamá previo al secuestro en México.
Entonces sí cumplió con una de sus promesas anticipadas por sus redes de interpretar dos temas del álbum “Psicotango” grabado en 2004 y publicado el año pasado con sus ex compañeros. Allí sonaron “Conmigo vas” a dueto con Mario Ian (Rata Blanca – Alakrán) y Hernán “Tery” Langer (Carajo – Arde la Sangre) quien se quedó para seguir roqueando machacando “Tu estabas aquí”. Y se despidió formalmente del público entonando “Luz en mi vida”, brindando así el merecido homenaje a este disco que le permitió renacer en la fe.
Luego de un pequeño descanso que permitió un tercer cambio de lock, Pablo Olivares reapareció en las tablas al pedido del bis cerrando el show con arsenal pesado. Disparó primero la versión trashera de “Poema de salvación” , cerrando con todo el auditorio enardecido subido “En la cornisa”. Así concluyó este apoteótico reencuentro que quedará grabado por siempre en el corazón de Pablo Olivares y sus seguidores, dejando atrás los temores que le hicieron pensar por un momento que debía cancelar el show. Y ratificando una vez más con creces su vigencia musical que no prescribe con el paso del tiempo.
Foto: Matias Moyano.