Lo que en un principio se había anunciado como un show de despedida para Skapaltata programado para octubre de 2022 en el Teatro Vorterix, se convirtió en un épico regreso de la banda neuquina con más de 20 años de trayectoria. Esta vez El Teatrito fue el epicentro de la fiesta inolvidable, que reventó de público a pesar del mega evento gospel que se estaba llevando a cabo en esa misma jornada a pocas cuadras del lugar.
Esa noche, Matias y sus secuaces de Plottier renovaron su romance con el público haciendo un veloz recorrido por lo mejor de su discografía resumida en tan solo dos horas de adrenalina intensa adrenalina. El repertorio arrancó con “A mi querido ska”, el clásico himno popularizado por Luis Alfredo “Baja a Dios de las nubes”, “Siento”, “No me voy a esconder”, “Beto y Raulo” enganchado con “Ay Amorcito”, “Don Risorio” y “Qué pasó”.
Allí el carismático cantante saludó al público presentando formalmente el show para proseguir con otra ráfaga de energía intepretando “Lejos”, “Más allá del dolor”, “Tu espina” y “El ombligo”. Para subir al cuadrilátero al compás del popurrí encabezado por “Maravilla” sumado a otros dos pegadizos clásicos como lo son “El facón” y “Sueños”. Y cerrar ese tramo de contagiosa alegría cantando “A dónde estés” y “Mañana”.
Entonces llegó el momento instrospectivo a modo fogón dando lugar a la guitarra acústica y cajón peruano, instrumentos apropiados para hacer el armonioso “Caminos cruzados”. En ese momento Matias confesó emocionado que jamás había sentido en carne propia la oscuridad, hasta que experimentó por primera vez el dolor del alma cuando su esposa “decidió mudarse a otro lado”. Y remarcó que “el momento más oscuro de la noche, es justo antes de que empiece el nuevo amanecer”. Dando pie a “Como un amanecer”, que cerró el primer tramo del concierto.
El pequeño descanso sirvió para reponer fuerzas y a la vez ponerse el traje de super héroe con el que personificó “Super Ska”, Seguido de “Tu mirada”, “Mi bandera” y “Remen”. Acto seguido, Matias le enseñó al el coro de “Te prometo”, una nueva canción que estrenaron y grabaron en vivo con la complicidad del público. Después llegó el turno de “El clan” incluyendo el disfráz de conejo, “Mi libertad”, “La higuera” y “Se va la voz”. El concierto continuó a todo ritmo con la intro de toda la audiencia vociferando el coro de “La esperanza”. Y el momento patriótico con el estandarte nacional en la pantalla, el hit mundialista “Muchachos” y el himno tocado al soplido de la armónica por el propio Matias emulando a Ciro de los Persas.
Al llegar al tramo final del concierto, hubo lugar para roquear desenfrenadamente con el hardcore de “Libres” y los machaques de “Intentando” desatando la locura de la monada que hizo su clásica ronda poguera. Sin olvidar el smosh del cantante que surfió la marea humana subido a su tabla. Antes de la foto final, el tiempo de los bises llegó con el emblemático “Lázaro” para que todo el mundo se vuelva contento a su casa con la grata noticia de que hay Skapaltata para rato.
Pasaron algunos días del concierto y le pedimos a Matias Scialabba algunas apresiaciones al respecto: “Volver a tocar fue, particularmente para mí, como volver a vivir. Fue como sacar la pausa. Durante el proceso de enfermedad de Nati, mi esposa, yo sentía como si estuviera cayendo, pero tenía la sensación de caer al vacío sin llegar al suelo. Cuando Nati partió a la presencia del Señor, por fin llegó el golpe”.
Además agregó: “Volver a tocar, para mi, fue volver a activar lo que Dios pausó durante casi tres años. Entendí hace poco, que no era un punto final, sino que Dios tenía muchas cosas que trabajar conmigo. Creo con firmeza que desde el 30 de septiembre del 2023 en el Teatrito, Dios tiene nuevos planes y un mensaje distinto, o quizás con otro peso para dar como banda. Hoy siento otro sustento a la hora de cantar y ese día sentí que volvía a vivir. Que volví por mi propósito”.
Fotos: Brian Benítez