El sábado 8 de julio el Café Divergente de Palermo fue anfitrión de la primera masterclass del año organizada por OMCA, la red nacional de músicos que nuclea exponentes de todo el país. Allí se dieron cita varias decenas de colegas y público afine a la música (productores, manager, luthiers y fans), para participar de la selecta cátedra que brindaron los eximios guitarristas Marcelo Barrera (Rescate), Jonatan Ríspoli (Pacto Perpetuo) y Marcelo Villanueva (La Dieta de Worms).
Jonatan Ríspoli fue el encargado de abrir la jornada, quien abordó el tema “Herramientas de Estufio Musical” desmenuzando la canción “17th Century Chicken Pickin” de Impellitieri, banda norteamericana que lleva el nombre de su virtuoso guitarrista. Para explicar la veloz ejecución del solo, el también vocalista de Pacto Perpetuo hizo un inteligente paralelismo con la cocción de un pollo, separando la receta en cuatro etapas. La primera consiste en preparar los condimentos, “entonces en este caso tres asuntos para que podamos asociar al condimento. El primer punto, es identificar cuál es la velocidad de la obra, lo que llamamos BPM (pulsaciones por minuto). En este caso, esta obra está el pulso a 205”, señaló Jonatan.
“Lo siguiente es, la digitación de la mano izquierda. Parece medio básico lo que estoy planeando, pero saber qué sector del diapasón vas a usar, si vas a tocar en forma vertical o en forma horizontal. Identificar en qué partes vas a hacer ligados, en qué partes tocás con el dedo uno, con el dedo dos, con el dedo tres”, agregó Jonatan. “Y hay otra cuestión que esta obra me obligó a aprender, que es digitar la mano derecha. Clase uno, clase dos de guitarra, todos nos dicen que la púa es de arriba a abajo. Pero cuando empiezo a tocar me comienzo a dar cuenta que hay situaciones donde el criterio que tenés que usar es un poco más amplio. Entonces hay pasajes donde te conviene arracar con la púa hacia arriba. Hay pasajes donde te conviene arrancar con la púa hacia abajo”.
“El siguiente paso tiene que ver con integrar los condimento al pollo y dejarlo adobar. Acá entraría la cuestión de poder unificar las frases, los pasajes que identificamos, pero imprimiéndole lo que aprendimos en la parte uno, la digitación correcta”, continuó Jonatan. “Ya sabés a qué velocidad tenés que llegar, que en este caso es 205, y acá sería bueno identificar en qué velocidad estás vos para tocar eso ahora. La pregunta es cómo lo reconozco. Bueno, para mí es identificar en qué parte vos lo podés tocar y sentir que nada te cuesta, que tenés el control de la obra, que lo dominás”.
Ya finalizando su exposición, Ríspoli señaló: “Acá puse un punto que es optimizar el tiempo preparando la mesa. Cuando se está cocinando en el horno, en ese tiempo mientras se está cocinado, preparás los platos y ponés todo lo demás. En este caso la forma de aplicarlo sería trabajar escala por un lado, trabajar ejercicios, revisar un poco de piking. Porque en algún punto te encontraste con una obra que empieza a combinar todo”. Para concluir con el siguiente consejo: “Cuando tocás rápido, no tenés que obligar a que tus dedos se queden. Tenés que enseñarle a tu dedo que trabaje solo el dedo afectado y el que no está afectado no enviarle tensión. Entonces la mano siempre va a estar relativamente descansada porque el dedo trabaja y descansa, por eso la importancia de trabajarlo lento en donde domines la obra y de a poco irlos llevando”.
Luego fue el turno de Marcelo Villanueva que se refirió a la “Composición Musical Creativa” utilizando como ejemplo el tema “Sanctus” que grabó junto a La Dieta de Worms. “Quisiera hablar de cuatro recursos o de ideas de composición a la hora de poder componer. El primer recurso compositivo es la variación motídica”, dijo Villanueva. “Entonces está bueno a la hora de componer, pensar si lo que hice lo puedo modificar un poquito, puedo realizar una variación modificada. Básicamente una variación motídica”. Para continuar con el “segundo recurso compositivo, la modificación estilística. En este caso utilicé dos géneros: uno tiene que ver con la vidala del norte andino de Argentina, y después lo mezclé con un género que es el gospel o espiritual que se canta mucho con lo que se llama responso, que es pregunta y respuesta”.
“Recurso compositivo tres, si en algún momento decís lo que yo hago siempre me suena igual, quiero crecer, vas a tener que estudiar. No hay mucha ciencia. La única forma de crecer es estudiar. Estudiá como quieras: una playlist en Youtube y sacás temas y ves qué carancho hicieron; podés estudiar con un profe particular; podés ir a estudiar a alguna institución; pero el estudiar te va a abrir mucho la cabeza”, añadió Villanueva. “Está bueno investigar escalas. Cuando digo de estudiar, digo buscar escalísticas diferentes”. Al término de su participación, el docente y compositor mencionó: “El recurso compositivo cuatro es el tema de las armonías. Si lo único que sé tocar es una única armonía. Hay muchas canciones ahora que tienen todos los mismos acordes y está bueno empezar a investigar si hay otras secuencias armónicas. En esta composición quise generar colores, como momentos de acordes que sigan manteniendo esta cosa de la vidala”.
Entonces llegó el momento de Marcelo Barrera para hablar sobre “Improvisación”, introduciéndose en el tema de manera práctica interpretando “Stratosphere Boogie” de Jimmy Bryant. “En cuanto a la improvisación, es importante la cantidad de recursos que sabemos. Si sabemos una sola escala, vamos a improvisar sobre esa escala nada más. Yo cuando empecé a tocar la guitarra, soy muy fan de Kiss y muy fan de Ace Fresley que para mí es uno de los mejores guitarristas de la historia porque con una sola escala hizo 14 discos”, afirmó Barrera. “Entonces me gusta este ejemplo del primer guitarrista de Kiss, donde improvisaba con una sola pentatónica y eran tremendos los solos que hacía”.
“Otra cosa que ayuda a la improvisación es escuchar música. Si uno quiere improvisar, por ejemplo, como improvisaba B. B. King, no puede escuchar Metallica todo el día. O al revés, si yo quiero improvisar como improvisaba Allan Holdsworth, yo tengo que escuchar ese estilo de música. Tengo que tratar de decodificar, porque cada estilo de música tiene un código”, indicó el guitarrista de Rescate. En otro pasaje de la charla sostuvo: “Tocar junto con otros músicos es algo que nos hace crecer muchísimo para desinhibirnos, porque a veces uno se inhibe pensando que va a pasar vergüenza o a quedar en ridículo. Y eso te reprime de tal manera, que quizás vos tenés mucho para dar y ese pensamiento negativo te frena”.
También hizo referencia a su padre folclorista: “Tocaba heavy metal, rock y todo eso, y mi viejo me decía que tocaba muy bien pero que no sabía rasguear una chacarera. Y me lo enrostró durante 30 años. Y me dice: ‘quiero grabar mis canciones, así que vos vas a tocar la guitarra’. Tuve que ponerme con la guitarra criolla a sacar los raguidos de la chacarera, de las zamba, así que eso me ayudó a abrirme y a meterme aunque sea un poquito”. Y agregó: “No estoy diciendo nada nuevo, pero a veces generalmente esto pasa con los años. Uno cuando es joven o cuando es adolescente arranca con una mirada así y después cuando van pasando los años, la mirada va cambiando”. Y cerró la enseñanza como al principio, sapando sobre “Full Tank” de Blues Saraceno.
La jornada se completó con un show musical en donde cada uno de los guitarristas mostró sus habilidades. En primera instancia Jonatan Ríspoli tocó “Always With You, Always With Me” de Joe Satriani y The Curse Of Castle Dragon” de Paul Gilbert; Marcelo Villanueva interpretó “Salinas grandes” y “Como un pibe” de su último disco solista; y Marcelo Barrera “Infra-Blue” de Joey Tafolla y “Never Look Back” de Blues Salaceno. Para cerrar los tres juntos ejecutando “Internexo” de Marcelo Villanueva; Catus de Gustavo de Gustavo Cerati en la voz de Ríspoli secundado por Barrera en guitarra eléctrica y Villanueva en charango. Para cerrar a puro rock & roll con “Ruta 66” de Bobby Troup que en nuestro país inmortalizó Norberto “Pappo” Napolitano. De este modo, este trio de virtuosos miembros de OMCA brindaron una clase magistral de colección que quedará impresa en la memoria del público que se dio cita en aquella lluviosa noche palermitana.